Hace un año, lanzamos nuestro blog. Sin gran alboroto, ni estrategia medida al milímetro. Solo con las ganas de compartir — lo que sabemos, lo que vamos aprendiendo, lo que nos mueve.

No recordamos muy bien cuándo surgió la idea. Probablemente en una pausa entre riegos, o mientras esperábamos a que las semillas rompieran la manta húmeda. Así nació el blog: de un deseo discreto de registrar, compartir, organizar el pensamiento y abrir una ventana a lo que hacemos.

Un año después, entendemos que el blog se ha convertido en más de lo que esperábamos. Un espacio que ha sido una extensión de lo que hacemos con las manos: cultivar — ideas, conversaciones, conexiones. Se ha convertido en un lugar donde caben tanto la técnica como la memoria, la práctica como la emoción. Un registro posible de lo que sucede cuando semillas mínimas se transforman en algo mayor. Un lugar donde no solo mostramos lo que cultivamos, sino también cómo lo hacemos, por qué, con quién.

Más que enseñar, hemos intentado contar. Contar cómo es vivir entre microvegetales y flores. Cómo la tierra (o su ausencia) todavía nos sorprende. Cómo un toque de color puede cambiar un plato — o la forma en que lo miramos.

No escribimos por obligación, ni con la intención de seguir tendencias. Lo que publicamos aquí nace de observaciones del día a día, preguntas que nos hacen, descubrimientos que nos sorprenden o recuerdos que insisten en regresar — a veces una receta, otras veces un gesto, o una frase suelta que se queda con nosotros.

Este espacio ha crecido a nuestro ritmo: sin prisas, pero con constancia. Como todo lo que está vivo, ha tenido momentos más fértiles y otros más silenciosos. Y eso nos parece justo. Hay meses en los que la naturaleza habla más alto que cualquier teclado.

Hemos llegado a más personas de las que esperábamos. Clientes, colegas, curiosos. Y también amigos — los que ya estaban y los que llegaron por aquí.

Ahora, al celebrar este primer año, queremos dar las gracias. A quienes nos leen, a quienes comentan, a quienes envían sugerencias o simplemente pasan por aquí en silencio. Vuestra atención da sentido a lo que se escribe — y, a su manera, también ayuda a crecer.

Y ya que estamos aquí:
¿Qué temas os gustaría ver en el blog?
¿Qué os interesa? ¿Qué preguntas siguen sin respuesta? ¿Qué historias os gustaría que contáramos? Os escuchamos.

Si escribir es una extensión del cultivo, entonces queremos seguir haciéndolo con las “manos en la tierra” y los ojos puestos en quienes nos acompañan.

¡Gracias por este año!