A primera vista, parece caviar. Pero basta una, solo una, para darse cuenta de que es otra cosa. Algo nuevo. Algo que despierta.
Estas pequeñas esferas están hechas a partir de nuestros botones de Szechuan (también conocidos como flor eléctrica o jambu, en Brasil) y fueron creadas para sorprender, provocar y dar un toque de irreverencia a los platos más cuidados.
El aspecto es delicado, casi clásico. La textura es firme por fuera, líquida por dentro, explotando en la boca en un segundo. Pero lo que viene después es inesperado: un hormigueo fresco, casi cítrico, con un ligero adormecimiento que baila en las papilas y limpia el paladar como ningún otro ingrediente.
Es efervescente, vibrante y memorable.
No es picante, pero es intenso.
No es dulce, pero puede funcionar maravillosamente en postres.
Nuestro “caviar” eléctrico funciona como una firma: un final que nadie olvida.
Brilla con pescado crudo, mariscos, platos vegetales, cócteles, postres o incluso amuse-bouche que desafían el paladar desde el primer momento. Una esfera en el momento justo es todo lo que se necesita.
Más que un ingrediente, es una experiencia. De esas que empiezan en un plato y permanecen en la memoria.
